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viernes, 21 de marzo de 2008

Cochabamba concurre masivamente a la ceremonia del Viernes Santo
El pueblo de Dios es católico, profundamente cristiano, creyente y no tiene temor ni verguenza de manifestar su fe, recorriendo las calles del centro de la ciudad, en Cochabamba como en La Paz, en Santa Cruz, como en Sucre y Potosí, en todas las ciudades grandes y pequeñas, especialmente en esta Semana Santa, cuando se percibe cierta amenaza a la fe y cuando se pretende imponer unas leyes o parte de ellas que no condicen con el espíritu religioso de los bolivianos.
La paz será posible si aceptamos que la sangre del Señor caiga sobre nuestro pueblo. La paz es un espacio de reconciliación, de hermandad... para eso el Señor entregó su vida, no para que lo miremos solamente, no para que lo paseemos por nuestras calles, sino para que nuestra vida cambie. Hagamos que Bolivia sea la tierra de la reconciliación, del amor profundo con un respeto verdadero, con una fe profunda, con un amor que no sea puras palabras", manifestó el cardenal Julio Terrazas en su mensaje de Viernes Santo, unificando el llamado de reconciliación al que se refirió el Monseñor de Cochabamba Tito Solari, durante las celebraciones de Semana Santa, cuando dijo que lo que necesita el país es la fuerza de reconciliarnos y de amar a nuestros hermanos. El de Terrazas fue, ante todo, un mensaje de paz. Defendió la amistad por sobre las traiciones. Indicó que es traidor aquél que vende su conciencia sin ningún escrúpulo al mejor postor, en alusión al beso de Judas. Pero también habló de la violencia, la que no se justifica, y se declaró en contra de las cosas superfluas y las hipocresías. El cardenal instó a vivir el Viernes Santo como la victoria de Jesús, que si bien muere en ese día, resucita el domingo, pero esa muerte es el signo de su misión cumplida de liberar a la humanidad. "Porque Dios nos ama sin ningún yugo, ni ideológico ni material (...) Es una idea falsa ésa de que el Viernes Santo es un día para estar tristes", acotó.
Nota del Editor: El texto y la imagen pertenecen a una crónica de LT publicada en 2007, porque las palabras del Cardenal Terrazas y del Arzobispo Solari no podrían ser más oportunas ahora cuando se busca el diálogo como base para la Paz entre todos los bolivianos

miércoles, 19 de marzo de 2008



La Cruz símbolo de Amor
Mauricio Aira
(imagen del Justo Juez venerada en Sevilla, España)

Cuando el Presidente de la República en solemne sesión es proclamado como tal confirmando su democrática elección, se pone de pie frente a un crucifijo, dos cirios encendidos y la Santa Biblia y jura cumplir y hacer cumplir la Constitución Política del Estado. La ceremonia reviste un profundo contenido espiritual que se arrastra desde aquel primer 6 de agosto de 1825 cuando el Libertad Simón Bolívar juró como el Presidente Número Uno de Bolivia.

Porqué la Cruz? porque es el signo de la victoria y del amor, puesto que Cristo venció al pecado en la Cruz y nos amó en la Cruz, no en vano el pueblo cristiano al hacer la señal de la cruz con los dedos pulgar e índice de la mano derecha, besa la misma en acto de fidelidad a los libros sagrados que tiene ante sí.

Pocos saben que fue Santa Elena madre de Constantino que peregrinando a Jerusalén en el 346 en busca de la cruz en que murió Cristo, encontró tres cruces después de excavar en el Gólgota y ello porque su hijo el Emperador se había enfrentado contra los bárbaros a orillas del Danubio, cuando la victoria parecía imposible dado el número de los invasores. Constantino tuvo una visión al ver de noche que la Cruz de Cristo brillaba en la oscuridad y encima pudo leer “inhoc signo vincis” con éste signo vencerás. Mandó entonces construír una Cruz al frente de su ejército que venció la batalla. De regreso en Roma averiguó el significado de la Cruz, se hizo bautizar cristiano y mandó construír iglesias por todo el imperio.

Acto seguido mandó a Elena a Jerusalém en busca de la verdadera Cruz que los ancianos de la Iglesia ayudaron a encontrar la preciada reliquia en el monte del Gólgota habiendo sido los albañiles que la encontraron primero. Santa Elena murió implorando que todos los cristianos respetaran siempre la Cruz. Para el pagano, idólatra, fetichista, la muerte era toda una tragedia, no tenía ideas claras sobre el más allá rodeado de oscuridad y enigmas.

La muerte de Jesús había sido trágica, sus enemigos habían logrado lo que querían, o sea quitarlo de en medio, los fariseos porque Jesús había desenmascarado su hipocresía, los sacerdotes porque había denunciado la vaciedad de un culto formalista, los saduceos porque había refutado la negación de la resurrección, los ricos porque les había echado en cara las injusticias de su conducta, los romanos porque lo consideraban sedicioso. Jesús había muerto abandonado por todos, parecía que el odio hubiera vencido sobre el amor, el poder la debilidad del hombre, las tinieblas sobre la luz, la muerte sobre la vida.

Aquella tarde parecía que todo había terminado los enemigos de Jesús podían descansar tranquilos, aunque en lo más profundo de los acontecimientos la realidad era distintas, Jesús no era un vencido sino un triunfador, no lo aprisionaba la muerte, sino que había liberado de su brazo mortal, lo que parecía ignominia se transformó en gloria, lo que pensaban que era el fin, no era sino el comienzo de una nueva etapa. La cruz dejó de ser un instrumento de tortura, para convertirse en el trono de la gloria del nuevo Rey y la corona de espinas en una diadema.

Con su muerte le dio nuevo sentido a la vida, al dolor. Sy muerte condena la injusticia de los crímenes y asesinatos, la explotación de los oprimidos. Su muerte no es tan sólo un recuerdo que se vive en Semana Santa, y cada vez que alguno “jura por Dios y por la Patria”, nos impone mejorar el mundo, destruír las estructuras del pecaso, restablecer la condiciones de paz, construír una sociedad basada en la concordia, la colaboración y la justicia.

Todas estas verdades que las tenemos dentro desde niños porque nos formamos en el seno de la Santa Madre Iglesia surjen a borbotones cuando rescatamos el significado del juramento que profesan los dignatarios cumpliendo rigurosas normas del protocolo vigente en nuestros usos y costumbres, de modo que mal hacen quienes pretenden incorporar nuevas fórmulas como la de jurar por los ponchos rojos, o diablos azules, o cascos amarillos, que algunos desorejados funcionarios quieren introducir de contrabando en el hecho del juramento, o sea el compromiso formal de trabajar por el Bien Común, por el interés de la Patria, según las leyes de Dios y de la República.

Para nosotros los cristianos la Cruz del Señor es el hermosísimo signo de la victoria, muestra de la misericordia y nada de qué avergonzarnos o cambiar por otros signos de valía temporal que desaparecerán tan pronto que harán que la Cruz brille aún más por que lo que representa no ha logrado ser opacado por ninguna revolución anticristiana, que pretenden anular la Cruz en los edificios públicos, en las escuelas, en los tribunales o en las Alcaldías. En el seno de los hogares en lugar de la Cruz se ven toda clase de fetiches, ídolos de barro que desaparecen en un soplo de la vida, o reemplazarla por fantasías, o símbolos del zodíaco, en la pretensión de que el crucifijo desaparezca, el juramento haga aguas, y que el Justo Juez del Crucifijo sea borrado de la vida pública. Estamos a un paso de la desaparición del juramento “por Dios y por la Patria” y su sustitución por la whipala o los originarios.

No se desea tener al Crucificado como testigo de los actos oficiales, no se quiere mirarle a los ojos, ni someterse a su juicio, al parecer se empieza a resistir su presencia, mala cosa para los inventores de la pólvora que a título de cambio, pretenden borrar a Dios y la Iglesia de la vida pública y de la educación. Por la Cruz se realizan los más grandes sacrificios y se obtiene la fuerza para cumplir la Ley y no faltar a la Justicia. San Pablo proclama la fuerza del Crucificado, es sabiduría con la que venció al astuto demonio, es la Fuerza que salva al creyente, es Amor entregado por el Padre al mundo hasta la muerte y muerte de Crus. El mejor Maestro de una vida sin tacha, no te escapas jamás de la mirada de nuestros ojos, tu será el Juez de tus enemigos que te quieren eliminar del mundo, de los que “no quedará ni uno sólo que no quede aplastado bajo el poder de tus pies soberanos”.

El nombre del Señor es Santo por ello el hombre no puede hacer mal uso, lo debe guardar en la memoria en un silencio interior, no lo empleará sino para bendecirlo, alabarlo y glorificarlo (cf Sal29; 96, 113) El temor de Dios es un sentimiento cristiano positivo porque frena los instintos, al estar ausente veamos lo que ocurre con la llamada justicia comunitaria y el más de centenar de víctimas mortales de la visión sin Justicia Divina. Ser cristiano es dar testimonio de Dios recordando que el segundo mandamiento prohibe abusar de su nombre en vano. (Mt.10,32 y Tm.6)

El juramento es una promesa solemne que compromete el honor, la fidelidad y la autoridad de Dios. Deber ser cumplido y respetado. Sustituírlo por otra mención (como la de los Ponchos Rojos u otras) es simplemente ultrajante, niega el rito de compromiso en función de objetivos subalternos, de ahí su importancia y seriedad, lo otro es una fantochada, un remedo que desaparecerá tan pronto cambie la Administración


martes, 18 de marzo de 2008

prosigue el trabajo policial, ahora con ayuda de identikís, levantados en base a la identificación que realizaron los testigos del atraco a la farmacia San Elías, que acaba de abrir al público luego de los 9 días de duelo. recordemos que el pueblo salió a las calles para exigir justicia, la identificación y el castigo de los culpables. aquí la crónica de Los Tiempos:

La Policía ya tiene el rostro de los cuatro asaltantes que irrumpieron en la farmacia San Elías y dispararon a quemarropa contra el propietario Elías Asfura, su madre y tres de sus trabajadores la noche del 6 de marzo, de acuerdo con el relato de seis testigos que describieron los principales rasgos físicos de los atracadores, informó el vocero de la Fuerza Especial de Lucha Contra el Crimen (Felcc), Boris Bellido. El departamento Técnico Científico de la Felcc elaboró siete retratos hablados (identikits) con las descripciones de los testigos. Sin embargo, tres de los dibujos guardan una estrechan semejanza y pueden corresponder a la misma persona. Lo mismo ocurre con otros dos retratos. Además, los testigos vieron a los asaltantes en momentos distintos del atraco, desde que dos de ellos se hicieron pasar como clientes de la farmacia. También se consideró que algunos de los atracadores alteraron su apariencia, posteriormente al robo al usar gorras y pasamontañas. Los testigos coincidieron en señalar que los asaltantes buscaban más dinero que las ganancias del día, pues uno de ellos exigía la entrega del dinero pese a tener en su poder unos 9 mil bolivianos, que eran los ingresos de la jornada. El segundo de los sospechosos fue identificado como quien encañonó al personal y gritó: "¡Esto es un asalto!". El tercero, que al final del robo fue quien más se ensañó con las víctimas, disparó a quemarropa contra el propietario, Elías Asfura, quien murió con dos disparos, y al vigilante Nicolás Bascopé. OTRA VEZ ABIERTA La farmacia San Elías, una de las más concurridas de la ciudad por los precios bajos de sus productos, volvió a abrir sus puertas ayer, y a llenarse de clientes, en busca de medicamentos económicos. El negocio, que estuvo cerrado por una semana por el duelo, contaba ayer con las mismas medidas de seguridad que antes del atraco, permitiendo que la gente entre hasta los mostradores y se aglomere en la puerta a la espera de ser atendida. Ahora, la investigación se concentra en seguir las pistas del rumbo que tomaron los malhechores, después del asalto, informó la misma fuente. Una de las hipótesis más fuertes que maneja la Felcc es que el atraco fue perpetrado por una banda internacional, posiblemente compuesta por chilenos o peruanos, por el acento que marcaba su forma de hablar.