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sábado, 14 de agosto de 2010

El historiador Barnadas pinta una semblanza de Urkupiña

Podemos empezar constatando que en las últimas décadas se han multiplicado las publicaciones sobre Urqupiña, en su mayoría destinadas al consumo de los peregrinos bolivianos y extranjeros que en agosto acuden a festejar a la Virgen del cerro. Y suelen reimprimirse, lo que es una prueba de su éxito comercial, ya predecible, pues cuentan con una clientela casi asegurada… y renovada indefinidamente entre los miles y miles de devotos. Claro que la mayoría de ellos no tiene interés en informarse sobre la Virgen de Qillaqullu (‘Quillacollo’ suelen escribir quienes no lo consideran parte de un patrimonio propio y por ello no lo respetan).

Quien se tome la molestia de revisar, aunque sea superficialmente, dicha bibliografía --pienso en los numerosos autores cuyos escritos han aparecido recopilados en los varios volúmenes publicados: entre ellos, conozco los de Peredo (1990, 3ª edición), Taboada (1999) y González y García (2001)-- puede advertir que el tema de Urqupiña ha dado pie a que se escriba sobre muchos aspectos del tema: la devoción popular, el folclore, las supersticiones y creencias, las danzas, la emigración, las promesas de los devotos, su capacidad de atracción, su difusión por el mundo, las tradiciones; incluso ha dado pie a defender y desear que con la ‘sagrada’ borrachera los católicos bolivianos no se vuelvan evangelistas… o escandinavos (R. Puente), etc., etc. Entre tantos y tantos temitas, también está el de su ‘historia’, pero ocupa un lugar claramente minúsculo, marginal. Hablando con propiedad, interesa poco.

A quien acepte que, en nuestros días, la fiesta de Urqupiña es una realidad sólidamente asentada, le puede parecer que sobra cualquier pregunta sobre sus orígenes. Y ese tipo de pesquisas más o menos eruditas todavía resultan más impertinentes cuando uno se topa con poderosísimos intereses creados, que sustentan posiciones inamovibles. Y por cierto, de diversa naturaleza, que para no complicar demasiado las cosas, podemos dividir en dos grupos: uno el de los verdaderos devotos; otro, el de quienes hacen buenos negocios con la devoción de los primeros (en este segundo grupo también están quienes sacan buenos réditos, económicos o políticos). En efecto, frente al hecho compacto de los millares de peregrinos que, desde diversos lugares, acuden cada 15 de agosto a manifestar su devoción por la Virgen de la Asunta, siempre habrá quien califique de curiosidad inútil, malsana o incluso malintencionada plantear la conveniencia de indagar sobre el respaldo documental originario de los hechos y festividades actuales. En otras palabras: sobre el origen pasado del presente actual.

Aunque pueda/deba haber ese tipo de objeciones y, de hecho, las haya, seguirá siendo un hecho que la aparición de la devoción de Urqupiña se pierde… en la lejana niebla de la ignorancia. Actualmente, de entre las incontables páginas dedicadas por no menos incontables autores a esta devoción, sólo un artículo periodístico del Dr. R. Grigoriú Sánchez de Lozada (aparecido en 1971 y que ha sido repetidamente reproducido), permite remontarnos a un documento antiguo y fidedigno, más o menos relacionado con el tema: es de 1761 y en él se nos dice que una fiesta “de las más costosas por el fasto y solemnidad que reviste su celebración es la fiesta de la Virgen, que el 15 de agosto realiza el curato del Vallegrande de San Ildefonso de Quillacollo”. En concreto, aquel gasto podía exceder los dos mil pesos, suma realmente considerable por aquella época y para aquella zona.

¿Queda con ello demostrado que, a mediados del Siglo XVIII, ya se rendía veneración a la Virgen en Urqupiña? No exactamente: ese documento dice que en la parroquia de Qillaqullu existía una connotada y dispendiosa fiesta dedicada a la Virgen. Ni más ni menos. Aunque coincide en la fecha (15 de agosto), el documento no contiene ninguna alusión ni a un cerro ni, por tanto, a la advocación de la Virgen María que va ligada a él. No es mucho, pero es lo único que hasta ahora se ha podido presentar como el más antiguo fundamento documentado; éste nos deja en el atrio de los inicios de Urqupiña.

Aunque no es éste el lugar apropiado para desarrollar debidamente el tema, existe documentación de aquella época y posterior con otras noticias; aquí me limitaré a anticipar una. A finales de dicho Siglo XVIII, exactamente en 1792, se hace mención del ropaje destinado al “Niño de Nuestra Señora de Orcupiña”. Si había una imagen así rotulada y así identificada, se podría afirmar que por entonces ya estaba entablada la devoción a ella; y si estaba entablada la devoción ligada al cerro de Urqupiña, también podemos suponer que la festividad del 15 de agosto se desarrollaba bajo dicha advocación y que total o parcialmente tenía lugar en dicho cerro aledaño al pueblo de Qillaqullu.

Relacionando estos pocos datos, por ahora me atrevo a afirmar que la devoción a la Virgen de Urqupiña habría ‘nacido’ entre mediados y finales del Siglo XVIII (de repente en ese ‘nacimiento’ tuvieron un papel importante los levantamientos de los Kataris y Amarus de los años 1780 y siguientes).

Como historiador, quiero acabar con dos observaciones: 1) las dos noticias presentadas son muy pocas para llegar a afirmaciones conclusivas, lo que hace imperiosa la necesidad de zambullirse en los archivos; 2) deberemos estar agradecidos a quien pueda presentar nuevas noticias, quién sabe si de fechas anteriores.

El autor es historiador residente en Cochabamba

viernes, 13 de agosto de 2010

elíjete una casa. Evo te la dará

Una entidad de “control social”, organizada en cada municipio urbano, identificará los inmuebles que no cumplan una función económica o social, para su probable expropiación. La figura está incluida en el proyecto de Ley de Derecho Propietario Urbano.

El concejal de La Paz por el Movimiento Al Socialismo (MAS), Jorge Silva, explicó que el “control social será la nueva organización de participación y decisión de las políticas municipales, departamentales y nacionales; y va a ser la fuente de donde surgirán las demandas de expropiación en el marco de la nueva norma” en proyecto.

El documento remitido por el Viceministerio de Vivienda y Urbanismo es debatido en la de Comisión de Territorialidad de la Asamblea Plurinacional. De aprobarse la norma, sin modificaciones, no se permitirá que los terrenos o edificaciones en las ciudades permanezcan vacíos o sin utilidad alguna.

Las demandas del control social serán enviadas a los gobiernos municipales que, a través de sus órganos legislativos, podrán determinar si los bienes inmuebles cumplen la función económica y social, y luego proceder, según la necesidad pública, a la correspondiente expropiación.

El proyecto no prevé una reversión directa como sucede en las áreas rurales. “En el campo, los terrenos que no cumplen una función económica y social pueden ser revertidos al Estado sin indemnización”.

En las ciudades, primero se debe declarar el inmueble de necesidad y utilidad pública. Luego, se iniciará el proceso de expropiación, y el pago al propietario será dispuesto de acuerdo con el valor catastral del inmueble. “El valor comercial es subjetivo y está sujeto a una visión del propietario”.

Según Silva, con la norma se podrá autorizar la construcción de viviendas sociales, hospitales o colegios en favor de la comunidad, en inmuebles que no tienen utilidad o uso y están abandonados. Al respecto, la presidenta del Concejo paceño, Gabriela Niño de Guzmán, dijo que desconoce oficialmente el proyecto, pero que espera que la ley “no vaya a perjudicar los intereses de la ciudadanía” y que, más bien, desburocratice temas relacionados con territorio.

El Proyecto de ley está en la Asamblea

El proyecto forma parte del Plan Nacional de Gobierno y será tratado en la Asamblea Legislativa. Según el cronograma, la aprobación de la norma demandará seis meses.

Normas para tenencia de predios

El proyecto establece los parámetros y normas para la tenencia de predios urbanos.
Artículo 23º. (Regulación de la tenencia) Todo bien inmueble que se encuentre dentro del área urbana, unitaria, fragmentada y no edificada que no cumpla la función social, estará sujeta a las siguientes condiciones:
a) si posee una extensión dentro del área urbana que no cumpla una función social, mayor a la determinada por el reglamento de la presente ley será susceptible de expropiación por parte del Gobierno Autónomo Municipal respectivo, teniendo el propietario el derecho de escoger la parte que más le convenga hasta completar esa extensión;
b) se declara de necesidad y utilidad pública para su inmediata urbanización por sus propietarios o la expropiación a favor de los Gobiernos Autónomos Municipales, para fines habitacionales;
c) la tenencia de más de dos propiedades inmuebles estará sujeta a la aplicación de impuestos específicos dispuestos por el código tributario siempre y cuando éstas no cumplan la función social.

jueves, 12 de agosto de 2010

dos perlas periodísticas de EJU.org

El uranio es la clave

La verdad siempre acaba por revelarse, por más que se quiera tapar el sol con el dedo. Así está sucediendo en el caso de Potosí y Oruro, donde las últimas informaciones señalan que en la zona limítrofe en conflicto, más precisamente en el cerro Pahua, existe un rico yacimiento de uranio. Justo en el lugar donde el gobierno piensa instalar una “fábrica de cemento” con ayuda de Irán. El mismo país que mantiene una tensa relación con la comunidad internacional por su polémico programa nuclear.

Círculos de control en El Alto

De la misma forma que en Cuba con sus Círculos de Defensa de la Revolución (CDR) y en Venezuela con los “círculos bolivarianos”, en El Alto ya estarían funcionando unos círculos de control político al mando de un líder gremial de apellido Rocha. La función de estos grupos sería, como en los regímenes mencionados, la intimidación física y psicológica de los disidentes, lo que incluiría ataques a viviendas y negocios de esos particulares, muchos de ellos antiguos luchadores de la “guerra del gas”. Síntoma de totalitarismo, sin duda, pero también de miedo a la creciente disconformidad entre la población alteña.

lunes, 9 de agosto de 2010

nunca fue tan grande el incendio del Tunari

Más de 60 hectáreas de pastizales y bosques quemadas, un cerro ennegrecido, enormes nubes de humo sobre las alturas de Vinto, Colcapirhua y Tiquipaya, además de un aire enrarecido por la humareda, fue lo que dejaron los cuatro incendios forestales que azotaron el Parque Nacional Tunari en los últimos tres días, según se desprende del informe de la Unidad de Rescate de Bomberos de Anocaraire (Vinto) y el grupo SAR Bolivia.

La cadena de fuego, que comenzó el 6 de agosto en un cañadón de la cordillera del Tunari, continuó al día siguiente en la zona de Bella Vista y persistió ayer con más fuerza con dos focos de incendio: uno en la zona de Mallco Rancho (Vinto) y otro cerca de la zona La Taquiña, en proximidades de la cervecería del mismo nombre, según el voluntario de SAR Bolivia Cristian Arancibia y la unidad de Rescate.

Las enormes lenguas de fuego que invadieron el Tunari destruyeron al menos 60 hectáreas de pastizales, pajonales y especies nativas, como quewiñas, eucaliptos, molles y pinos, pese a los esfuerzos de más de una treintena de voluntarios, entre bomberos, rescatistas de SAR Bolivia y SAR FAB, comunarios y guardabosques de la dirección del parque, declarado reserva ecológica y protegido por la Ley 253.

La humareda opacó el cielo del valle bajo el 6 y 7 de agosto.

Las enormes lenguas de fuego que se formaron en el incendio de La Taquiña alcanzaron a verse, como en anteriores casos, desde la ciudad de Cochabamba y por momentos preocuparon a las urbanizaciones próximas al sector afectado.

Arancibia explicó que es difícil determinar la causa de los incendios forestales, sin embargo precisó que, al estar en una época seca, el sector es propenso a ellos.

Sólo en la zona del cerro Bella Vista se encontraron vestigios de un chaqueo descontrolado, pues muy cerca del lugar se encontró un terreno que estaba siendo preparado para la siembra.

Los rescatistas que ayer hasta el final combatieron las llamas con la ayuda de ramas se abocaron a evitar que avanzaran a las urbanizaciones vecinas y a la cervecería.

Mario Araníbar, representante del SAR Bolivia, informó que el fuego en ese punto comenzó después de 1as 12.30 y cobró fuerza con ayuda del viento.

Aún se desconocen cuáles serán los efectos de la contaminación por la humareda, pero se prevé que las primeras en verse afectadas sean las personas que padecen enfermedades respiratorias, como el asma.

Con los cuatro incendios de los últimos tres días se calcula que ya son ocho las contingencias de este tipo registradas en el parque Tunari entre julio y agosto de 2010.

Para destacar

La cadena de incendios comenzó el 6 de agosto en un cañadón de la cordillera del Tunari y luego se propagó.

El fuego arrasó con decenas de hectáreas de especies nativas, pastizales y pajonales en ese parque nacional. (Crónica de Los Tiempos)